Uno
de los eventos astronómicos más emocionantes que podemos observar en el cielo
son las lluvias de estrellas fugaces. Puede que porque no sabemos ni dónde ni
cuándo aparecerá en el cielo un meteoro, ni la cantidad que podremos
contabilizar durante la noche. Quizás sea esa parte de su magia. Este verano
tendremos la oportunidad de poder hacerlo con una de las lluvias de estrellas
más populares: “Las Perseidas”, también conocidas como “Lágrimas de San
Lorenzo”, al ocurrir su máxima actividad cerca de dicha festividad.
Una
lluvia de estrellas fugaces ocurre cuando la Tierra, en su movimiento anual
alrededor del Sol, atraviesa una zona de su órbita por la que previamente ha
pasado un cometa, que ha dejado gran cantidad de polvo y gas y que sigue
orbitando alrededor del Sol. La Tierra, que se mueve a una velocidad de casi 30
km/s, choca con estas partículas (que también se desplazan a velocidades
incluso superiores), haciendo que penetren en nuestra atmósfera a velocidades
entre 11 y 72 km/s. A esta velocidad, cuando penetran en nuestra atmósfera, se
desintegran dejando un trazo luminoso llamado “meteoro”, más conocido como
“estrella fugaz”.
Como
todos los años por estas fechas veraniegas, atravesaremos la zona por donde ha
pasado el cometa 109/Swift‐Tuttle, del cual provienen las partículas de esta
lluvia, que poseen tamaños inferiores a un grano de arena. Desde el 17 de julio
hasta el 24 de agosto podremos observar meteoros provenientes de dicha lluvia,
pero el momento de máxima actividad se espera para la noche del 12 al 13 de
agosto.
El
nombre de Perseidas lo recibe porque el radiante (punto imaginario en el cielo
desde donde aparentemente tienen su origen los trazos luminosos de los
meteoros), está situado delante de la constelación de Perseo. Dicho radiante no
sale sobre el horizonte hasta las 23:30 h, por lo que NO PODREMOS observar
ningún meteoro de esta lluvia antes de esa hora. Cuanto más alto se encuentre
Perseo sobre el horizonte, más meteoros por hora podremos ver. En el caso ideal
de un cielo oscuro y con Perseo en el cénit, pudiendo abarcar con nuestra vista
todo el cielo sin ningún tipo de obstáculos, llegaríamos a contabilizar entre
80‐100 meteoros por hora. En esta ocasión, la Luna no molestará, pues estará en
la fase de creciente y se ocultará precisamente en el momento en el que
comenzamos a ver los meteoros.
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