Todos los grandes guerreros
fueron en algún momento inofensivos bebes, los fieros leones tiernos cachorros,
lo mismo sucede con los huracanes. Todos los destructivos huracanes que arrasan
el caribe y las costas americanas, fueron en su origen unas pequeñas
depresiones atlánticas. Nadine nació, como todos, al sur de Canarias, frente a
la costa africana. Los sofisticados ojos electrónicos del Centro Nacional de
Huracanes de Estados Unidos se fijaron en él, la primera vez, el 11 de
septiembre, clasificándolo como depresión tropical.
Los expertos meteorólogos
estadounidenses ya saben que la mayoría de estas depresiones terminan, al cabo
de unos días, llegando a sus costas en forma de violentos huracanes, por eso,
monitorizan todo el océano atlántico en busca de protohuracanes como Nadine. Un
día más tarde se convertía en Tormenta Tropical para finalmente el 14 de
septiembre transformarse en el octavo huracán de esta temporada. Ese día, este
“motor de calor” registraba vientos de 120 kilómetros por hora.
En esos momentos Nadine ya había
acaparado la atención de miles de usuarios de las redes sociales que manejaban
a su antojo las predicciones meteorológicas colgadas en los diferentes centros
de investigación. Gráficos basados en complejos modelos matemáticos que
predicen la evolución de la atmosfera en las próximas horas y que muestran con
códigos de colores las diferentes probabilidades de que, por ejemplo, Nadine
siga un rumbo u otro.
Mientras el huracán se deslizaba
por el Atlántico, Internet bullía de opiniones y predicciones más o menos
acertadas sobre que camino recorrería en las próximas horas. El recuerdo de los
efectos de la tormenta tropical Delta sintetizaban cierta inquietud entre los
canarios. Pero como si estuviera sediento de más atención, la ya tormenta
tropical Nadine comenzó a comportarse de manera inusual. Óscar García Colombo,
delegado de La Agencia Estatal de Meteorología en Canarias (AEMET), describe a
Nadine como “atípico y poco común”. Según el responsable de la agencia en las
islas “Nadine ha estado mucho tiempo circulando por el océano con movimientos
muy erráticos, incluso ha llegado a estar casi estático durante horas”.
Nadine es un buen ejemplo para
mostrar lo complejo de las preediciones meteorológicas. “Cuando tenemos una
situación climática en el Atlántico como la de pasada semana, las predicciones
arrojan mucha incertidumbre. Cada una de ellas predecía un rumbo diferente para
la tormenta, eso quiere decir que la atmósfera está muy dispersa y que no nos
podemos fiar de las predicciones a más de 48 horas, era inútil hacerlas a
cuatro o cinco días vista”.
Aunque en los mapas, Nadine
parecía próxima a las islas, y su rumbo era algo caótico, nunca se barajó la
posibilidad de que pudiera afectar a Canarias. “El Centro Nacional de Huracanes
de EE.UU., expertos en estos fenómenos, comunicaron que sólo existió un 5% de
posibilidades de que nos afectara con vientos de 65 Kilómetros por hora, para
vientos superiores la probabilidad era del 0%, de hecho, no activamos nuestro
servicio de avisos.” Aunque en las redes sociales se le diera mucha importancia
“en ningún momento hubo riesgo de que se acerca a las islas”.
García Colombo asegura que “el
acceso de los ciudadanos a la información meteorológica me parece fundamental,
soy un gran defensor de ello, pero es cierto que no todas las personas saben
interpretar los gráficos, códigos de colores o tablas que se dan en estas
informaciones técnicas, por eso es importante prestar atención a los servios
oficiales de información meteorológica”.
Nadine, como si de un niño
travieso se tratara, vuelve a su senda del oeste después de visitar la
Macaronesia y demostrarnos una vez más que la visita de estos fenómenos son
raras pero no imposibles.
No hay comentarios:
Publicar un comentario